28.3.08

SUEÑO CON SERPIENTES

En los últimos días, les hicimos a algunas personas (vía correo electrónico) una pregunta muy simple: “¿Qué soñaste anoche?”. Se trata de una suerte de encuesta sin ningún tipo de pretensión científica (sí tratamos de equilibrar los sueños de varones y mujeres).
Publicamos a continuación, sin difundir los nombres de los “soñadores”, las seis respuestas que nos llegaron:
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1.
Soñé que iba manejando un auto y que, en una ruta paralela, a unos 20 metros, iba otro auto que se movía según cómo manejara yo mi auto. Digamos que manejaba los dos autos a la vez. Entonces, tenía que estar atento a lo que pasaba a mi alrededor, pero también a lo que pasaba alrededor del otro auto. La cosa era absolutamente estresante. El otro auto chocó luego de pocos minutos, pero no quedó fuera de combate. Yo lo seguía manejando y se iba haciendo mierda, cosa que me preocupaba mucho. Luego de dos o tres choques, desperté.
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2.
Estaba escarbando mi cabeza. Yo era la protagonista del sueño, pero me veía. Escarbaba mi cabeza a la altura de la frente, hacía un pozo, pero, de repente, la vecina de abajo se empezaba a quejar a los gritos de que tenía filtraciones. A los costados del pozo que hacía en mi cabeza (era de un material como cemento), estaba húmedo. Entonces, tenía que hacer equilibrio para que los daños no fueran mayores. Me veía a mí con pantalones azules, con medio cuerpo (la cabeza y el torso) metido en mi cabeza: sólo se veían mis piernas afuera del pozo. Me desperté un par de veces, pero me volvía a dormir y el sueño continuaba.
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3.
Soñé que estaba sentado en un sillón, en una especie de fiesta, y hablaba con una mujer. Para los dos era, sin lugar a dudas, una situación de levante. Ella también hablaba con otro hombre que estaba sentado en otro sillón. Mientras el otro hombre miraba, la mujer y yo empezamos a besarnos y, cuando llegamos a un contacto sexual (no recuerdo exactamente qué fue), ella, en forma repentina, se fue a besar al otro hombre. Aunque no lo dijo, algo me sugería que la mujer iba a estar un rato con cada uno. Luego de que ella se fuera con el hombre, creo que me enojé y le recriminé su actitud, pero eso es mucho más confuso porque ya me estaba despertando.
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4.
Anoche soñé en inglés. Estaba en algún club, en un salón de juego. Damas y caballeros (knights) jugaban a la ruleta y a las cartas mientras yo me disponía a golpear una bola en un juego de billar. De pronto, en la barra, vi a mi novia, así que me excusé (en inglés) y abandoné el juego. Salí con ella del lugar. Afuera había un campo de golf con un lago en el que brillaba la luna; se oía el sonido de un arroyo y algunos arbustos parecían nerviosos por cierta brisa polar. Le hablaba a mi novia en inglés hasta que ella me pidió (curiosamente, en inglés) que le hablara en castellano. Hasta ahí me acuerdo. Sé que ella se quejaba porque me había ido a vivir a Inglaterra (en el sueño, aunque puede ser realidad) y la había dejado sola.
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5.
Soñé que bajaba al subte y, mientras iba por las escaleras, escribía. En el subte, me quedé dormida. Empecé a soñar. En el sueño, la estación estaba a oscuras. Se me acercó un chico que tenía la boca en llamas. Tuve miedo. El chico me dijo muy cerca del oído: «los poemas no se comen». Pensé que lo sabía antes de que me lo dijera y… ¡plaf!, me desperté.
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6.
En el sueño, me encontraba en una suerte de lobby de aeropuerto para viajar a Estados Unidos. Entre los pasajeros estaban el canciller Taiana y muchas personas que no conocía y, sin embargo, hablaba con muchas de ellas. Veía que todos llevaban bolsos grandes, como para una semana. Yo sólo tenía una mochila pequeña. Eso me preocupaba ya que no tenía ropa. Pensaba solucionarlo una vez que llegara; compraría todo allá. El avión no era muy grande y se suponía que ése era un vuelo contratado, privado. La cuestión es que, apenas despegó, el avión no logró tomar altura y desde la ventana comencé a ver como perdíamos bajábamos cada vez más rápido. De repente, me enteré de que íbamos a aterrizar en la calle e inmediatamente después sentí cómo aterrizaba el avión en la avenida Corrientes, sin tren de aterrizaje y sin ninguna dificultad. Con el avión levemente inclinado, los pasajeros comenzaron a bajar casi como si nada hubiera pasado. Estábamos en un terreno baldío sobre la avenida. Apenas salí del avión, me desperté.
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Para acompañar los testimonios, dejamos aquí la “cola” (o trailer) de La ciencia del sueño, de Michel Gondry.

3 comentarios:

silvia camerotto dijo...

«no estamos locos, sabemos lo que queremos...»

Anónimo dijo...

Era un experto bebedor de cognac (lo extraño es que jamás probé una gota de cognac). Era el dueño de un bar dedicado exclusivamente a la degustación de esa bebida. Era de noche, siempre, en el sueño. Era demasiado real y nunca me emborrachaba. Era una especie de gurú del cognac: daba conferencias al respecto y les enseñaba a los neófitos a beber. Era un sueño que ocurría durante una siesta y era, no sé por qué, un sueño hermoso.

Anónimo dijo...

Tenía una panchería, pero nadie me compraba ni un pancho. ¿Será que estoy atravesando una etapa en la que nadie gusta de mí?