El humorista Scott Adams se hizo famoso gracias a su tira Dilbert, que plantea una crítica sobre los métodos de trabajo de las grandes corporaciones. En 1996, Adams publicó El Principio de Dilbert, en el que parodiaba El Principio de Peter.
Laurence Peter había publicado ese libro en 1969. El texto señalaba que “todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar un nivel de incompetencia”. Eso es lo que establece el Principio de Peter: que los empleados eficientes son ascendidos en forma sistemática hasta que llegan a un cargo para el que son incompetentes y se “estancan” allí.
Según el Principio de Dilbert, los empleados menos eficaces van pasando por cargos en los que tienen cada vez menos posibilidades de generar problemas y, así, llegan al puesto que ofrece las mínimas oportunidades de causar daño: la dirección de la empresa.
Scott Adams afirma que escribió El Principio de Dilbert a partir de la idea de que, muchas veces, los empleados menos competentes son ascendidos para apartarlos del cargo que ocupan.
Varias personas tomaron en serio el postulado (es evidente que, muchas veces, los puestos de mayor jerarquía son, como dice Adams, los que menos inciden en la producción de una empresa) e incluso algunas escuelas de negocios exigen la lectura de El Principio de Dilbert.
Laurence Peter había publicado ese libro en 1969. El texto señalaba que “todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar un nivel de incompetencia”. Eso es lo que establece el Principio de Peter: que los empleados eficientes son ascendidos en forma sistemática hasta que llegan a un cargo para el que son incompetentes y se “estancan” allí.
Según el Principio de Dilbert, los empleados menos eficaces van pasando por cargos en los que tienen cada vez menos posibilidades de generar problemas y, así, llegan al puesto que ofrece las mínimas oportunidades de causar daño: la dirección de la empresa.
Scott Adams afirma que escribió El Principio de Dilbert a partir de la idea de que, muchas veces, los empleados menos competentes son ascendidos para apartarlos del cargo que ocupan.
Varias personas tomaron en serio el postulado (es evidente que, muchas veces, los puestos de mayor jerarquía son, como dice Adams, los que menos inciden en la producción de una empresa) e incluso algunas escuelas de negocios exigen la lectura de El Principio de Dilbert.
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Estos pasajes dan una idea sobre el contenido del texto (disponible en Google Libros):
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1 comentario:
si los «ricos estúpidos» leyeran dicho principio, el principio de mercado acabaría derrotado...
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