Nadie lo duda: los economistas están majaretas. De otro modo, no se explica la existencia y la prevalencia del “índice Big Mac”, surgido de las páginas de The Economist en 1986.
Se trata, en realidad, de algo bastante simple: se toma el Big Mac de McDonald’s para comparar el poder adquisitivo y el tipo de cambio en diversos países (de más está decir que, en realidad, lo más lógico sería tomar una “canasta” de bienes y cruzar los datos comparativos con otros indicadores).
Como informaron en su momento Microsiervos y El País, la entidad financiera USB le dio un giro al “índice Big Mac” en 2006: calculó cuántos minutos le lleva a un trabajador con sueldo promedio ganar lo suficiente para comprarse un Big Mac en distintas ciudades.
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