Sin una motivación clara de por medio, durante los últimos días estuvimos recordando el debate que se suscitó a mediados de los ‘80 en torno a la ley que finalmente permitiría el divorcio vincular.
Nos llama la atención que, más de dos décadas después, haya crecido tanto el porcentaje de concubinatos en relación con la cantidad de matrimonios; si existe el divorcio como herramienta, podrían darse matrimonios que antes no se llevaron a cabo por la imposibilidad de adoptar esa medida.
Sabemos, claro está, que hay muchos factores que influyen, que esos factores han variado y que no todo es tan lineal.
No lo ven así quienes vinculan la posibilidad de divorciarse con crecimiento de la delincuencia juvenil, aumento en la tasa de suicidios, caída en la tasa de natalidad e incremento de la cantidad de suicidios. Dicha percepción puede verse plasmada en el artículo “Sociología de diez años de divorcio vincular en Argentina”.
En relación con el divorcio en Argentina, nos vino a la cabeza la graciosa canción de Suéter “Vía México”, que rezaba: “No puedo casarme con vos / porque yo ya estoy casado / y no existe separacion legal. / Casémonos vía México / o Paraguay”. Esa letra está vinculada al hecho de que muchas personas casadas viajaran a México o Paraguay para casarse en segundas nupcias, algo un tanto ridículo ya que no tenía real efecto en para la ley argentina.
Según Korochi, “los casamientos en secreto le ahorran al Mundo unas 40 toneladas de arroz al año”. ¿Cuánto se ahorrará con los concubinatos? ¿Los novios no deberían devolverles el arroz a los asistentes cuando se divorcian?
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Nota: Para quien le interese el asunto, está bastante bien este artículo sobre la historia del divorcio en Argentina (del diario platense El día).
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