19.5.08

ESTOY MUERTO

A fines del siglo XIX, el neurólogo Jules Cotard reconoció un cuadro en pacientes que decían haber perdido órganos que tenían. De allí surge el nombre del Síndrome de Cotard, un transtorno de negación con respecto al propio cuerpo (vinculado a la hipocondria).
Quienes lo padecen dicen estar muertos y, a la vez, creen estar condenados a la inmortalidad, aseguran que no sienten o no tienen determinadas partes del cuerpo e incluso llegan a afirmar que huelen cómo se están pudriendo sus órganos; a veces, incluso niegan tener necesidad de alimentarse.
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Algunos especialistas han recogido llamativos testimonios, como los tres que siguen, de pacientes con Síndrome de Cotard:
1. Mis piernas y mis manos se volvieron de vidrio. Las lastimo y no siento dolor. No soy ni hombre ni mujer [...]. Estoy ya muerta, no tengo más necesidad de comer [...]. Mientras le hablo, las piernas, las manos y el cuerpo entero están por desaparecer; sólo queda la boca que habla [...]. No puedo morir. Soy eterna pues soy una muerta en vida.
2. Adentro se me estira todo, las glándulas se me aprietan. No puedo respirar, el corazón está retorcido hacia abajo [...]. Al darle la mano, la sentí de vidrio [...]. Éste es un castigo que no tiene remedio [...]. Es una cosa extraña que no tiene explicación [...]. ¿Cómo voy a morirme si esto ya es la muerte?
3. Estoy muerto, no tengo cuerpo, se me ha parado el corazón [...]. Esto es un cementerio. Solamente tengo cabeza, no tengo corazón.
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Actualmente, en general, el Síndrome de Cotard se considera un delirio nihilista ligado a una depresión o una esquizofrenia.

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