Paul Virilio es, sin lugar a dudas, uno de los grandes pensadores contemporáneos. Su trabajo es muy abarcativo, pero nos interesa dejar sentada aquí parte de su teoría sobre el accidente.
Por otro lado, cree que el mundo se ha acelerado, que la tecnología impone una velocidad que puede alterar la percepción; según él, todos vivimos hoy más “rápido” y eso genera una tendencia al olvido.
En este marco –simplificado–, Virilio señala que el contexto político actual (a partir de, digamos, el 11 de septiembre de 2001) hace que no se distinga ya el accidente del atentado y que el accidente pueda convertirse en un hecho político.

Lo que pasa en esa ciudad [Buenos Aires] es un reflejo de mi teoría acerca de la indistinción entre atentado y accidente. Hoy resulta que catástrofes tan importantes como las del 11 de marzo en Madrid —que fue un atentado— o la de una discoteca en la que murieron 200 personas —que fue un accidente— pueden llevar a un cambio de gobierno o a la crisis interminable del mismo gobierno. Y no estoy pensando solamente en la renuncia de un intendente o de un alcalde, sino de un cambio completo de gobierno o de régimen. O sea que a través del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se conseguía por medio de guerras y revoluciones.
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