Paul Virilio es, sin lugar a dudas, uno de los grandes pensadores contemporáneos. Su trabajo es muy abarcativo, pero nos interesa dejar sentada aquí parte de su teoría sobre el accidente.
Por un lado, Virilio afirma que la invención del barco entraña la invención del naufragio, que la invención del avión supone la invención del accidente de avión, que la invención del tren va aparejada a la invención del descarrilamiento, etcétera (o sea, toda innovación tecnológica genera nuevos accidentes).
Por otro lado, cree que el mundo se ha acelerado, que la tecnología impone una velocidad que puede alterar la percepción; según él, todos vivimos hoy más “rápido” y eso genera una tendencia al olvido.
En este marco –simplificado–, Virilio señala que el contexto político actual (a partir de, digamos, el 11 de septiembre de 2001) hace que no se distinga ya el accidente del atentado y que el accidente pueda convertirse en un hecho político.
Así es que, en esta entrevista, llega a establecer un paralelo entre lo que ocurrió en Cromañón y el atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid (conocido como 11-M). Citamos el pasaje en cuestión:
Lo que pasa en esa ciudad [Buenos Aires] es un reflejo de mi teoría acerca de la indistinción entre atentado y accidente. Hoy resulta que catástrofes tan importantes como las del 11 de marzo en Madrid —que fue un atentado— o la de una discoteca en la que murieron 200 personas —que fue un accidente— pueden llevar a un cambio de gobierno o a la crisis interminable del mismo gobierno. Y no estoy pensando solamente en la renuncia de un intendente o de un alcalde, sino de un cambio completo de gobierno o de régimen. O sea que a través del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se conseguía por medio de guerras y revoluciones.
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