6.6.08

LA ENTREVISTA Y LA TRANSCRIPCIÓN

El problema de la trascripción en las entrevistas, el problema mismo de las entrevistas como género es lo que este volumen de reportajes del Paris Review pone a la vista en forma reveladora y didáctica […] Ya lo decía Roland Barthes, la transcripción hace perder la inocencia del diálogo, es como un “aseo del muerto”, lo encapsula todo en parlamentos que sólo tienen una gestualidad teatral; aleja el cuerpo del entrevistador. Para colmo, después vendrá, si viene, el editing de parte de itermediarios varios y responsables últimos de la publicación. Toda una cadena de lecturas en desplazamiento destinada a crear una segunda naturaleza. Lo mismo que en literatura. Siento muy estimulante que sea así, que, gracias a que los escritores pasan a ser realidades virtuales, la entrevista como género también tenga derecho a ser un ejercicio no representativo.
.
Héctor Libertella, en el prólogo a Confesiones de escritores (Los reportajes de The Paris Review), Narradores 3, Buenos Aires, El Ateneo, 1998.
.
.
La grabadora ha estupidizado el arte de la conversación. Incluso se utiliza la palabra “desgrabar” para referirse a transcribir la cinta de una entrevista. El reportero generalmente piensa que la grabadora es inteligente y que va a hacer su trabajo. Entonces, se pone en piloto automáticco y se olvida de lo que está oyendo. En cambio, un reportero alerta, que sabe cuáles son las limitaciones de la grabadora, puede servirse de ella […] En el buen sentido, una entrevista debe funcionar como una pequeña pieza de teatro donde tú tienes que colocar las cosas como van a ser leídas, no como fueron expresadas […] El ritmo, la entonación, lo que sintetizas, el orden son responsabilidad del periodista.
.
Juan Villoro, entrevistado por Ariana Dolores Juárez, en Comunicación verbal, de Celinda Fournier Marcos, Madrid, Editorial Thomson, 2004.

4 comentarios:

silvia camerotto dijo...

es imposible negar la tecnología en el hoy. esto permite que usted, yo y tantos otros nos mantegamos informados. sin embargo, en algún lugar se pierde la palabra, se teme la palabra, se ordena la palabra. olvidamos que el pensamiento nace en el desorden.

animalia dijo...

¡Epa, Sibila!
Gracias por el comentario.
El tema es, a partir del desorden, que puede ser sumamente fructífero, llegar a cierto orden en la escritura, por un lado, y, por otro, no creer que la tecnología hace sola el trabajo de "desgrabar" (esto último lo dice magníficamente Villoro).
El diálogo acepta un desorden mayor, creemos, que la entrevista escrita, donde se lleva el diálogo a otra instancia.
¿Te parece que eso hace que se pierda la palabra?

silvia camerotto dijo...

tratemos de entendernos: la entrevista escrita... existe? no, en realidad. un periodista no escribe las preguntas para que el entrevistado, a su vez, conteste por escrito. la entrevista escrita es una copia, o una transcripción. posiblemente reacomodemos palabras para un mejor orden, posiblemente recortemos palabras para un mejor orden... se pierde. algo se pierde. siempre algo queda recortado en haras de... sí, sí. se pierden las palabras. ahora mismo, mientras escribo, aún con la posibilidad de borrar y volver a escribir, la palabra (pensamiento puro) sale desordenademente. en este caso, se pierden los mil pensamientos que tengo mientras voy escribiendo y que no alcanzo a decir porque las manos son torpes y mi cabeza va demasiado rápido.

animalia dijo...

Es cierto, Sibila, pero, entonces, no es algo propio de la entrevista sino del pensamiento en general: uno nunca llega a decir o escribir (expresar) todo lo que piensa, siente, cree o duda.
Ahora, tal vez resulte más interesante algo un poco recortado, un texto en el que sólo se vean las dudas cuando éstas tienen un peso.
La entrevista está mediada y, mientras seamos conscientes de esa mediación, nos gusta, más allá de que implique muchas veces conflictos (por ejemplo, ante ciertas cosas, uno se pregunta si el entrevistado las habrá dicho como aparecen).
La entrevista, como toda charla, es obra de dos personas, pero luego la trabaja es el periodista y pasa por varios tamices (editor, corrector).
Creemos que lo estrictamente textual siempre se pierde; en este caso, porque hay un paso de lo oral a lo escrito y, muchas veces, en ese paso, para respetar el espíritu de lo que se dice, debe quebrarse lo textual, lo que se ha dicho.
Gracias por el comentario y la polémica (esperamos que siga).
Un abrazo.